El ingreso básico universal que propone el Frente

27 de Noviembre de 2017

Las primeras notas de la Quinta Sinfonía de Beethoven son las más conocidas de cualquier música; las conocen tanto amantes de la música clásica como personas que desconocen al más grande compositor de la historia.

Y sin embargo, se trata apenas de un silencio, una misma nota que se repite tres veces, seguida de una nota más grave (aquí lo puede escuchar: https://youtu.be/TSdykQCURQY). A partir de esos tres elementos el genio de Bonn compone una sinfonía solemne, hermosa y conmovedora. Algo así podemos hacer con la propuesta de Ingreso Básico Universal, uno de los puntos más novedosos y llamativos del programa lanzado por el Frente Ciudadano por México. El Ingreso Básico Universal es una propuesta contraintuitiva, entre otras razones, porque pone en duda el valor intrínseco que la cultura judeocristiana otorga al trabajo, valor derivado de la experiencia milenaria de esforzarse para conseguir alimentos, vestido y abrigo y “grabada en piedra” en el imaginario popular por la condena bíblica a la primera pareja a “ganarse el pan con el sudor de su frente”. En contraste, las mejores raíces filosóficas de esta propuesta, que se remontan a 500 años, se adelantan centurias a la reforma de 2011 del artículo 1ro constitucional, pues sustenta el Ingreso Básico en un enfoque de derechos, en el que todo ser humano por el hecho de serlo tiene el derecho a gozar de los medios para una existencia digna.

Las notas elementales del Ingreso Básico Universal son tres: Proporciona un ingreso en efectivo mensual o anual para satisfacer las necesidades básicas, es universal, es decir se otorga a todos los integrantes de una sociedad sin importar su condición económica o laboral y, tercero, se entrega individualmente. ¿Un país como México, con una tasa inaceptablemente baja de recaudación fiscal —apenas el 13 % del PIB— y una desigualdad escandalosa, puede entregar mensualmente un ingreso básico a los 127 millones de habitantes? En un estudio realizado para la CEPAL por el Dr. José Luis Alberro, consultor de gran experiencia y citado en un artículo reciente por Jorge Castañeda, se calcula que entregar mil 337 pesos mensuales, la Línea de Pobreza Mínima, LPM, definida por Coneval, equivaldría anualmente a 6.8% del PIB, cantidad que quebraría la economía. Otra objeción, menos material que la anterior, califica como injusto y moralmente inaceptable que en un país tan desigual, el 1% de mexicanos muy ricos, o peor, que el 0.1% de multimillonarios, también tengan derecho a obtener su dotación de Ingreso Básico. La lectura del libro de Philippe Van Parijs, y de Yannick Vanderborght, Ingreso Básico, Una propuesta radical para una sociedad libre y una economía sensata, lanzamiento inaugural de la nueva editorial Grano de Sal, audaz iniciativa del editor Tomás Granados, responde puntualmente con experiencias y ejemplos bien documentados a las principales objeciones: que no es sustentable fiscalmente y que es moralmente injusto. E inspira a realizar un ejercicio beethoveniano de imaginación, prudencia y flexibilidad que el Frente Ciudadano por México se ha propuesto encabezar. La implementación del IBU no tiene por qué lastimar la economía. Por el contrario, puede dar un enérgico impulso al consumo interno y disminuir la pobreza radicalmente, pero para ello, debe ponerse en marcha gradualmente y con prudencia.

Cada una de las notas de la sinfonía que queremos componer, universalidad, monto del ingreso y entrega individual, puede variarse según la fortaleza de la economía, el sentir de la opinión pública y la experiencia en la implementación de políticas públicas. Un ejemplo de ello es la experiencia con la pensión para adultos mayores implementada hace más de diez años por el gobierno del PRD en la Ciudad de México, cuando el jefe de Gobierno era Andrés Manuel López Obrador. Bajo los gobiernos capitalinos del PRD, la pensión se ha mantenido y se ha más que duplicado. En cambio, el programa propuesto por AMLO en caso de ganar la Presidencia en 2018, evita cualquier mención al Ingreso Básico y sus asesores económicos la repudian.

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La pensión para adultos mayores es una variedad del Ingreso Básico que sólo es universal para el conjunto de ciudadanos mayores de 68 años en la CDMX y es quizá, uno de los mayores experimentos en el mundo de implementación del IBU, dato que el estupendo libro de Van Parijs y Vanderborght, falla en mencionar. En la actualidad, aproximadamente 520 mil adultos mayores de la CDMX reciben una pensión sin tomar en cuenta condición laboral o económica. El monto del Ingreso también se calibra y se ajusta, según los ingresos fiscales y las posibilidades o no, de mejorarlos. Otra definición de “universos”: puede ser el de las mujeres, el de los niños, etc. La tercer nota, entrega individual, también se puede calibrar o variar y entregar por individuos de un conjunto determinado o por hogares.

Lo que es inaceptable es que después de décadas de programas sociales, millones de mexicanos continúen en pobreza extrema y se vean obligados a aceptar empleos indignos o condiciones de indigencia. El Frente Ciudadano por México movilizará la imaginación, el conocimiento y la experiencia de los mexicanos más talentosos para poner en marcha el Ingreso Básico Universal. Nos vemos en Twitter: @ceciliasotog y fb.com/ceciliasotomx

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