Yo atraigo, ellos atraen, EPN y AMLO se atraen

18 de Junio de 2018

La hipótesis de que existe un pacto de facto entre el presidente Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador, reforzada por el nuevo ataque contra el candidato Ricardo Anaya la víspera del tercer y último debate, ha sido descalificada por varios periodistas-analistas, notablemente la mayoría que integra el programa de Televisa, Tercer grado.

El argumento más interesante al respecto es que, contrario a la mencionada hipótesis, al presidente Peña Nieto le conviene apoyar al candidato del PRI, José Antonio Meade y en caso de que esta candidatura sea inviable –como de hecho lo es— le convendría apoyar al candidato de Por México al Frente. ¿Por qué o para qué? “Para defender su legado”, argumentaron.

Se explayaron: mientras que Meade o Anaya no están peleados con las llamadas reformas estructurales y, por tanto, sus gobiernos no las amenazarían, López Obrador sí lo está, por tanto, lo último que quisiera el actual residente de Los Pinos es favorecer a AMLO, que acabaría con las reformas Energética, Educativa y alguna otra que se le atraviese. De ganar AMLO, las reformas que le ganaron la portada del The Economist y titulares del Financial Times, pasarían a la categoría de una efímera señal de humo desaparecida por el vendaval de la política. Una desgracia para el estadista.

Sólo que esta hipótesis supone que el Presidente se asume como estadista y que cuando piensa en el largo periodo que le tocará vivir como exmandatario, se preocupa, sobre todo, por la perdurabilidad de su legado y el lugar que éste le merezca en el Panteón de los grandes reformadores mexicanos.

¿Se asume el presidente Enrique Peña Nieto como estadista? ¿Es de un hombre de Estado, profundamente comprometido con la democracia, utilizar las instituciones del Estado para intentar destruir la candidatura presidencial de Ricardo Anaya de Por México al Frente? ¿Por qué hacerlo una segunda vez, con un video burdo, un montaje innegable, cuando la primera sólo favoreció al candidato de Morena? Cuando los voceros del Frente, afirmábamos que esa segunda andanada, nuevamente, probaba el pacto de impunidad entre ambas fuerzas, los periodistas preguntaban: ¿tienen pruebas? Éstas no tardaron en llegar, vía la intervención del senador Ernesto Cordero y su gentil exhorto a la PGR para que investigara al candidato presidencial del Frente: todos los medios que reprodujeron la noticia informaron: “la Seido atrajo la investigación contra Ricardo Anaya”.

El verbo atraer, presente en todas las notas y titulares es crucial, porque no hay, no existe un solo boletín de prensa oficial de la PGR en el que se informe de este hecho. Esto es lo que comunica la PGR cuando atrae una investigación: “La Procuraduría General de la República informa que derivado de las acciones que realiza a través de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (Seido), para combatir al crimen organizado, ejerció la facultad de atracción de la investigación de dos indagatorias iniciadas el pasado 13 de junio, por la detención de trece personas en los municipios de Culiacán y Mazatlán en el estado de Sinaloa. (19/jun/2018)”.

Más aún, las investigaciones de la Seido y de su Unidad especializada en lavado de dinero, no se inician por una denuncia de hechos de un Presidente-del-Senado-venido-a-ciudadano que cree tal o cual cosa. Las investigaciones se inician a pedido de la Unidad de Investigación Financiera de la Secretaría de Hacienda, cuando ésta tiene suficientes evidencias de probables hechos delictivos. Tampoco se inician cuando el encargado del matasellos de la Ventanilla Única de la PGR afirma que cree que hay probable delito. ¿Dónde está la presunción de inocencia?

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No, utilizar a la PGR como un instrumento de venganza personal no es de un hombre de Estado que piensa en defender su legado. En la mente del presidente Peña Nieto están más bien las imágenes de Pedro Pablo Kuczynski, presidente peruano en funciones que cayó por sospechas de corrupción de Odebrecht; están las imágenes de tantos ex presidentes y altos funcionarios de América Latina marcados por la corrupción de Odebrecht. Sólo faltan los casos de México y Venezuela.

Si el presidente Peña Nieto tiene estas imágenes poblando su imaginación, entonces AMLO es su única salvación, pues le ha prometido total impunidad. Nos vemos en Twitter: @ceciliasotog y fb.com/ceciliasotomx.

 

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