30 de Abril de 2018
La tentación de los políticos en campaña es diferenciarse de sus adversarios o de los gobiernos a los que sucederán, inventando ocurrencias. Enrique Peña Nieto recurrió a la mención de la gendarmería para sonar sexy y ésta ha servido para maldita cosa.
Al llegar a gobernar, desmanteló los pocos aciertos del gobierno calderonista y magnificó los desaciertos. En cuanto a los aciertos, desmanteló la Secretaría de Seguridad, incluyendo Plataforma México, detuvo el fortalecimiento de la Policía Federal que no ha crecido y acabó con el Centro de Estudios en Seguridad, que buscaba vincular datos duros de patrones delincuenciales generados en los centros académicos con las labores de seguridad. La continuación de los desaciertos ha producido el mayor número de muertos en la historia reciente; una ley de seguridad interior que tan no protege a las Fuerzas Armadas ni les da un marco legal a su actuación que está impugnada múltiples veces ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación y una sociedad que vive angustiada por la seguridad.
Otras ocurrencias sobrepasan lo sexy y rayan en lo porno, como la de Andrés Manuel López Obrador, de transformar a las Fuerzas Armadas en Guardia Nacional —sin pasar por aprobación del Congreso— sumar en ese mazacote a todas las demás policías y ejercer el Mando Único como comandantesupremo de la Guardia Nacional Grandotota. Oh, que viva la testosterona. Ya lo dije: porno.
Mi candidato, Ricardo Anaya, ha hecho énfasis en un enfoque diferente para combatir el crimen organizado: desmantelar toda la estructura de los cárteles, no sólo descabezarlos, mediante el uso de inteligencia y duplicar a la Policía Federal, entre otras propuestas. Pero hace falta bajarse a lo local.
El hecho es que para mejorar sensiblemente la seguridad cotidiana se requieren paciencia, persistencia y un enfoque disciplinado dirigido a lo local. De nada sirve que el Presidente se reúna todos los días a las 6 am,o a las 5 am o cuando cante el gallo con su equipo de seguridad. 90 por ciento de los delitos que padece la ciudadanía ocurre en los barrios, en las calles, en la tiendita de la esquina, en las casas de los mexicanos. Trasladar el enfoque que se siguió en la Ciudad de México a toda la República sería un error mayúsculo. Para disminuir la incidencia delictiva se requieren mejores policías municipales y cuando esto no sea posible, mejores policías estatales.
El ejecutivo federal puede incentivar el mejoramiento de las fuerzas policiacas locales, pero no como se ha hecho este sexenio: partidarios del esquema porno del Mando Único se intentó impulsar en las policías estatales una sola manera de organizarse. Por ejemplo, ahora resulta obligatorio que los jóvenes reclutas que aspiren a ser policías, estudien en academias regionales o estatales, un poco como reclutas militares. ¿Por qué no aprovechar la infraestructura educativa que ya existe para promover la carrera policial, en las modalidades técnica y profesional? ¿No podrán el IPN, la UNAM, el Tec, las universidades estatales públicas y privadas desarrollar una currícula que enfatice habilidades de empatía social, de inteligencia, de prevención del delito, además de las obvias que debe tener un policía? Este enfoque no separa al recluta de los demás jóvenes que están estudiando, sino que facilita su participación en la comunidad.
El enfoque local por definición debe ser diverso y flexible a reconocer las diferencias de los patrones delincuenciales en las distintas comunidades. En las zonas metropolitanas, ¿no podría incluirse un enfoque metropolitano entre las distintas fuerzas policiales? La cooperación íntima con las universidades locales puede proveer la información para resolver problemática específica.
Aunque hay alguna relación entre pobreza y violencia, o vulnerabilidad al delito, ésta no es causal. Ahí está el caso del municipio de Nezahualcóyotl, que no es, precisamente, Santa Fé o San Pedro Garza García. Además de continuar con un descenso espectacular en los índices delictivos que le han atraído numerosos premios internacionales, la carrera policial es considerada como una alternativa digna de desarrollo profesional. La reciente convocatoria para reclutar a 300 policías recibió mil 500 solicitudes.
El enfoque en Neza no es del uso masivo de la fuerza, ni tampoco el del bonachón policía de barrio. Se trata del policía de proximidad, cercano a la comunidad, pero que se comporta y es respetado como representante de la autoridad. Ganarse la confianza de la comunidad como institución que vigila y cuida, lleva años y requiere, sobre todo, un compromiso profundo con el combate al delito y la búsqueda de la seguridad de los ciudadanos. En realidad no hay tanto nuevo que inventar en materia de desarrollo policial: compromiso serio, recursos y persistencia. Nos vemos en Twitter: @ceciliasotog y Fb/ceciliasotomx.
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