La prestigiosa revista inglesa The Lancet publicó un editorial alabando los resultados del impuesto IEPS a las bebidas azucaradas, implementadas desde 2014. ¡En el primer año, las ventas disminuyeron 5.5% y en el segundo, 9.7% !! Como en la Cámara de Diputados ya nos preparamos para examinar las iniciativas de ingresos y egresos que llegarán en septiembre, comparto esta editorial para mostrar que sí se pueden lograr éxitos desde el Congreso. El año pasado, la industria intentó disminuir el impuesto, pero nos mantuvimos firmes y no tuvieron éxito. Va:
EDITORAIL DE LANCET, abril 2017
Un nuevo análisis que muestra nuevas reducciones en las ventas de bebidas azucaradas en el segundo año de la implementación del impuesto IEPS, indica que México continúa consolidando éxitos. Los resultados constituyen señales potenciales de optimismo con respecto a estrategias similares a implementarse en otros países, incluyendo el Reino Unido, donde un impuesto a bebidas azucaradas entrará en efecto el 18 de abril.
El Impuesto IEPS de 10 % a las bebidas azucaradas implementado en México en enero de 2014, causó una disminución de 5.5% en las ventas para finales de ese año. Pero la información de dos años muestran un descenso impresionante de 9.7% en 2015; el mayor descenso entre los hogares con menos ingresos, hogares afectados desproporcionadamente por enfermedades relacionadas por hábitos alimenticios, tales como diabetes 2 y obesidad. Éstas son noticias muy positivas, sobre todo después de las afirmaciones de la industria de que había habido un aumento en las ventas de refrescos en 2015 y un aumento en el volumen de la producción refresquera.
El efecto bianual del impuesto mexicano sugiere evidencia de un alejamiento gradual de las bebidas azucaradas (la venta de agua embotellada aumentó en México después de que implementó el IEPS), lo que sugiere que el impacto a largo plazo de cambios en los precios puede superar los efectos a corto plazo. Si se verán descensos similares en otros países que han implementado impuestos semejantes es algo a comprobar: Francia en 2012, Hungría, 2012 y Finlandia en 2016. Los niveles más alto de impuestos fueron decretados en Berkeley, EEUU, en 2015, resultando en una caída de 21% en la venta de bebidas azucaradas en los barrios de bajos ingresos en los primeros cuatro meses.
La caída en ventas debida a impuestos a alimentos y bebidas no es nueva Lo verdaderamente importante es a qué grado este tipo de impuestos y medidas similares impactan positivamente la salud de la población. Hasta ahora la evidencia con la que se cuenta está basada en modelos, pero muchas proyecciones son optimistas. Si suponemos que la disminución en ventas equivale a una disminución en el consumo, un estudio reciente estimó el impuesto del 10 % en México, evitaría 190 mil nuevos casos de diabetes en los próximos 10 año, con un ahorro de US$ 983 millones en gastos de salud. Si se combinaran descuentos en alimentos sanos con mayores impuestos en alimentos no saludables podría mejorarse la salud pública; una revisión sistemática reciente y meta-análisis mostró que una reducción en el precio de frutas y verduras 10% aumento su consumo con efectos positivos en el índice de Grasa corporal.
Claro que compilar evidencia rigurosa de mejoras en la salud pública lleva tiempo. E incluso cuando se cuenta con estas cifras, será muy difícil correlacionar mejoras específicas en la salud, con iniciativas de políticas públicas. Después de todo, una buena salud no depende sólo del consumo de azúcar. En México, por ejemplo, el impuesto a los refrescos va acompañado de un impuesto del 8 % a alimentos muy caloríficos y restricciones en la publicidad de alimentos a niños. En Berkeley, EEUU, el impuesto a las bebidas se acompañó de una vigorosa campaña de publicidad advirtiendo sobre los peligros a la salud derivados del consumo de bebidas azucaradas.
Por lo pronto, las noticias provenientes de México son alentadoras y el impuesto a bebidas azucaradas es un paso en la dirección correcta.
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