Me entero que este 28 de marzo se cumplieron 74 años de la muerte del poeta español Miguel Hernández. Es casi imposible asociar su poesía hermosa y dramática con la edad de su muerte: apenas 32 años.
Confieso que no conocí su poesía en ninguna clase de literatura, ni por algún libro que hubiera en casa o alguna compra mía. La conocí, adolescente, gracias a Joan Manuel Serrat. Alguna de sus coplas musicalizadas me hizo ir directo a la fuente y encontrarme con el gigante poeta que murió en Alicante un 28 de marzo. Por ello, le tengo eterna gratitud a Serrat.
Hernández nació en 1910 y murió en 1942. Fue hecho prisionero al huir de la España en la que había triunfado la guerra contra la República. Murió en prisión, de tuberculosis. Aquí una corta Biografía
Ojalá que esta entrada también llegue a algún joven al que sus flacas clases de literatura le hayan privado de Miguel Hernández. Espero poner un poema diario durante este mes. Por lo pronto, va Para La Libertad.
Para la Libertad
Para la libertad sangro, lucho y pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho. Dan espumas mis venas
y entro en los hospitales y entro en los algodones
como en las azucenas.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño,
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño
y aún tengo la vida.
Y aquí la musicalización de Serrat:
Serrat canta a Miguel Hernández
2 de abril
YO NO QUIERO MÁS LUZ QUE TU CUERPO ANTE EL MÍO
Yo no quiero más luz que tu cuerpo ante el mío:
claridad absoluta, transparencia redonda.
Limpidez cuya extraña, como el fondo del río,
con el tiempo se afirma, con la sangre se ahonda..
¿Qué lucientes materias duraderas te han hecho,
corazón de alborada, carnación matutina?
Yo no quiero más día que el que exhala tu pecho.
Tu sangre es la mañana que jamás se termina.
No hay más luz que tu cuerpo, no hay más sol: todo ocaso.
Yo no veo las cosas a otra luz que tu frente.
La otra luz es fantasma, nada más, de tu paso.
Tu insondable mirada nunca gira al poniente.
Claridad sin posible declinar. Suma esencia
del fulgor que ni cede ni abandona la cumbre.
Juventud. Limpidez. Claridad. Transparencia
acercando los astros más lejanos de lumbre.
Claro cuerpo moreno de calor fecundante.
Hierba negra el origen; hierba negra las sienes.
Trago negro los ojos, la mirada distante.
Día azul. Noche clara. Sombra clara que vienes.
Yo no quiero más luz que tu sombra dorada
donde brotan anillos de una hierba sombría.
En mi sangre, fielmente por tu cuerpo abrasada,
para siempre es de noche: para siempre es de día.
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