Bernie Sanders: el rumbo de los demócratas

Comparto con ustedes este interesante artículo de Bernie Sanders sobre el triunfo de Donald Trump, publicado el 11 de noviembre en The New York Times.

Millones de estadounidenses depositaron su voto de protesta el pasado martes 8, expresando su fuerte oposición a un sistema económico y político que pone los intereses de los ricos y de los poderes corporativos sobre los suyos propios. Apoyé fuertemente a Hillary Clinton, hice campaña a favor suyo y creí que ella era la opción correcta el día de la elección. Pero Donald J. Trump ganó la Casa Blanca porque su retórica de campaña explotó una irritación real y justificada, irritación que muchos demócratas tradicionales también sienten.

Estoy triste pero no sorprendido por el resultado. No me sorprende que millones de personas que votaron por Mr. Trump lo hicieron así porque están hartos y cansados del status quo económico, político y mediático.

Las familias trabajadoras observan cómo los políticos obtienen apoyo financiero de los intereses billonarios y corporativos, e ignoran las necesidades de los estadounidenses comunes. En los últimos treinta años, muchos estadounidenses fueron traicionados por sus jefes corporativos. Ellos trabajan ahora más horas por menores salarios mientras ven que los empleos con paga decente se van a China, México o a algún otro país de salarios bajos. Están cansados de tener directores ejecutivos que ganan 300 veces más que ellos, mientras el 52 por ciento de todo el nuevo ingreso va al 1 por ciento de arriba. Muchos de sus otrora hermosos pueblos rurales se han despoblado, sus tiendas del centro han cerrado, y sus hijos están abandonando sus hogares porque no hay empleos ‒todo esto mientras las corporaciones maman la riqueza de sus comunidades y la retacan en cuentas de paraísos fiscales.

Los trabajadores estadounidenses no pueden pagar atención decente para sus hijos. No pueden enviar a sus muchachos al colegio y no tienen nada en el banco mientras se aproximan al retiro. En muchas partes del país no pueden tener vivienda asequible y encuentran muy caro el costo del seguro de salud. Muchas familias viven en la desesperación mientras las drogas, el alcohol y el suicidio terminan pronto con la vida de un número creciente de personas.

El presidente electo Trump tiene razón: el pueblo estadounidense quiere cambiar. Pero ¿qué cambio le ofrecerá? ¿Tendrá el valor de plantarse ante la gente más poderosa de este país, la cual es responsable del sufrimiento económico que muchas familias trabajadoras sienten, o dirigirá la furia de la mayoría contra las minorías, los inmigrantes, los pobres y los desamparados?

¿Tendrá el valor de plantarse ante Wall Street, de trabajar para desarticular a las instituciones financieras “demasiado grandes para quebrar” y demandar que los grandes bancos inviertan en los pequeños negocios y creen empleos en los Estados Unidos rurales y en las ciudades del interior? ¿O designará a otro banquero de Wall Street para dirigir el Departamento del Tesoro y seguir los negocios como siempre? ¿Encarará, como prometió en su campaña, a la industria farmacéutica y bajará los precios de las medicinas de receta?

Estoy profundamente afligido de escuchar historias de estadounidenses intimidados y hostigados en la estela de la victoria de Mr. Trump, y de los clamores de familias que viven en el temor de ser divididas. Como país hemos llegado muy lejos en el combate a la discriminación. No retrocederemos. Estemos seguros, no hay contemporización con el racismo, el fanatismo, la xenofobia y el sexismo. Los combatiremos en todas sus formas, donde y cuando reemerjan.

Mantendré la mente abierta para ver qué ideas presenta Mr. Trump y cuándo y cómo podemos trabajar juntos. Habiendo perdido el voto popular nacional, haría bien en poner atención a las posiciones de los progresistas. Si el presidente electo es serio respecto de luchar por políticas que mejoren la vida de las familias trabajadoras, le presentaré algunas oportunidades reales de obtener mi apoyo.

Reconstruyamos nuestra ruinosa infraestructura y creemos millones de empleos bien pagados. Elevemos el salario mínimo a un nivel digno, ayudemos a los estudiantes a costearse el colegio, paguemos licencias médicas y de maternidad y expandamos la seguridad social. Reformemos un sistema económico que permite a billonarios como Mr. Trump no pagar un centavo en impuestos federales al ingreso. Y más importante, acabemos con la capacidad de los contribuyentes ricos de las campañas electorales para comprar las elecciones.

En los próximos días propondré una serie de reformas para vigorizar al Partido Demócrata. Creo firmemente que el partido debe liberarse de sus vínculos con el establishment corporativo y volverse, una vez más, un partido basado en las familias trabajadoras, los viejos y los pobres. Debemos abrir las puertas del partido al idealismo y la energía de los jóvenes y de todos los estadounidenses que están luchando por la justicia económica, social, racial y ambiental. Debemos tener el valor de enfrentarnos a la avaricia y el poder de Wall Street, las compañías farmacéuticas, las compañías de seguros y la industria de combustibles fósiles.

Cuando mi campaña por la presidencia terminó, me comprometí con mis apoyadores a continuar la revolución política. Y ahora, más que nunca, esto debe ocurrir. Somos la nación más rica en la historia del mundo. Cuando permanecemos juntos y no permitimos que los demagogos nos dividan por raza, género u origen nacional, no hay nada que no podamos lograr. Debemos ir hacia adelante, no hacia atrás.

Bernie Sanders, senador por Vermont, fue candidato a la nominación demócrata por la presidencia.

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