Fin a las guerras de las drogas II Parte

Segunda parte del Reporte del Grupo de Expertos de la London School of Economics sobre la Economía de la Política de Drogas

La economía de una nueva estrategia global, John Collins

Evidencia empírica del aumento de precio en la cadena de oferta de cocaína

Los precios de las drogas ilegales crecen enormemente conforme se mueven hacia abajo de la cadena; estos aumentos se deben casi enteramente a la prohibición. Ilustro lo anterior comparando dos sustancias psicoactivas basadas en la agricultura, una legal (la cafeína en la forma de café) y una prohibida (cocaína), y observando cuál sería el precio de esta última si sus costos de distribución fueran comparables a los del café.

A veces se debate si los costos de distribución deberían ser concebidos como porcentajes o como costos de peso por unidad, así que presento datos comparables para la plata, producto legal cuyo valor por unidad de peso es similar al de la cocaína en Sudamérica. Los datos de la plata muestran que cuando el valor de un bien según la tasa de peso es alto, los márgenes en términos de porcentaje son mucho más bajos.

Su geografía de producción es muy similar. La cocaína enviada a EU es producida principalmente en Colombia. Perú y Bolivia son otros productores mayores. Colombia es el segundo productor mundial de café Arábica, aunque muy distante de Brasil, con Perú entre los cinco primeros. Perú tiene las mayores reservas de plata del mundo y, con México, es el mayor o el segundo productor, dependiendo del año (Bolivia es el séptimo).

Enfoco la “sal” de cocaína (polvo), así que el producto para exportación es el de su forma final; hay muy poco procesamiento entre la venta de exportación y la de menudeo (sólo empaquetado y acaso dilución, pero el precio de los disolventes es trivial comparado con el del producto final). Considero también los precios de la barra y monedas de plata, no joyería ni cubiertos de mesa.

La línea de referencia es clara. El aumento del precio de la cocaína hacia abajo en la cadena de distribución supera con mucho el del café y el de la plata. Los precios de la cocaína aumentan más de cien dólares por gramo, una diferencia de tres órdenes de magnitud.

Aun si la legalización significara que los precios de la cocaína aumentaran diez veces o un dólar por gramo en la cadena de distribución, los precios resultantes al menudeo seguirían siendo menos del 5% menores que los precios actuales.

Algunos de quienes argumentan que los precios no caerían mucho ven los aumentos de porcentaje [como] el precio del trigo y el del cereal de desayuno. Argumentaré que esta es una comparación incorrecta. La conversión del trigo en cereal de desayuno conlleva un procesamiento significativo, y los precios de distribución son mucho mayores, en términos porcentuales, para productos con una tasa valor-peso baja. Pero aun si la cocaína aumentara tanto en términos absolutos como la plata ($0.07 por gramo) y también tanto como el café en términos porcentuales (635%), el precio al menudeo sería sólo 20 dólares por gramo puro, no 175 dólares por gramo puro como es ahora.

(…)

Una cantidad equivalente a una dosis de resina de cannabis, heroína y cocaína cuesta lo mismo en el país de origen, entre 30 y 50 centavos de dólar, así que si definimos una “dosis” de plata como de 0.5 gramos, su precio queda en este rango. Pero a pesar de los precios similares en los países de origen, los precios al menudeo son radicalmente diferentes. La distribución de mercancías legales es barata, así que su precio aumenta mucho menos que las tres mercancías cuya distribución está prohibida. Los traficantes demandan 10 mil dólares o más por kilo de cocaína llevada de Sudamérica a EU; FedEx transporta un kilo de cualquier otra cosa por 60 dólares. La prohibición no puede sellar fronteras, pero tiene éxito en volver extraordinariamente caras las drogas. La legalización podría abatir drásticamente los precios en los países de origen, y esto provocaría un aumento de porcentaje en la cadena de distribución, pero también precios finales más bajos que los aquí descritos. La producción de las tres drogas ilegales con los métodos actuales es de trabajo altamente intensivo. Si la legalización permitiera a los productores tener y emplear equipo ahorrador de trabajo, los costos de producción caerían apreciablemente. Las diferencias de aumento de precios de las tres mercancías ilegales son instructivas. La cannabis, cuya prohibición es reforzada menos intensivamente, muestra los menores aumentos con mucho. Los aumentos de precio al mayoreo de la cocaína y la heroína del país exportador al de consumo final son similares, pero el aumento del mayoreo al menudeo es mucho mayor para la cocaína en EU que el de la heroína en el Reino Unido, lo cual tiene sentido, puesto que EU refuerza la ley mucho más agresivamente que cualquier otro país desarrollado, así que los riesgos y otros costos de distribución son mayores.

Cannabis

La cannabis implica una porción modesta de los costos de reforzamiento de la ley y otros. Aunque es la más usada de las drogas ilegales, menos del 10% de los presos por drogas en EU estaban involucrados sólo con cannabis, y el encarcelamiento por ese motivo es incluso menos común en todas partes. No obstante, la cannabis interesa porque hay mucha mejor evidencia empírica de cómo la prohibición afecta los costos de producción y los precios al mayoreo, por dos razones.

Primera, hay regímenes bien establecidos de legalización parcial. Los Países Bajos han legalizado de facto la venta al menudeo hasta cinco gramos. [Sigue descripción de legalización parcial en EU]. Segunda, Colorado y Washington legalizaron recientemente la producción y distribución de la cannabis a gran escala para usos recreativos, no sólo médicos. La operación comercial con licencia apenas ha empezado… así que las condiciones de mercado están a años de alcanzar un nuevo equilibrio, pero se han hecho considerables esfuerzos para estimar lo que serán los costos de producción y los precios a largo plazo porque las agencias reguladoras necesitan estimar los ingresos por impuestos y tomar varias decisiones administrativas. Estas fuentes ofrecen un rango de estimaciones de costos de producción y precios al mayoreo.

(…)

Elasticidad de la demanda

Las dos secciones anteriores argumentaron que la prohibición aumenta los precios sustantivamente, pero el aumento de los precios es sólo un medio para un fin; el objetivo último es reducir el uso y el abuso.

Los economistas caracterizan el efecto del precio sobre el consumo vía la “elasticidad de la demanda”, que mide el cambio de porcentaje del consumo asociado al aumento de uno por ciento del precio. (Las elasticidades son casi siempre negativas porque los aumentos de precio suprimen el consumo, así que un número “negativo mayor” indica una mayor sensibilidad del consumo al precio).

Dos revisiones recientes son relevantes: Rosalie Pacula revisa la literatura sobre cannabis y Craig Gallet hace un metaanálisis de la literatura sobre cocaína y heroína. Ambos observan complejidades (…) Por ejemplo, los jóvenes tienden a ser más sensibles al precio que los usuarios más viejos, y la respuesta de largo plazo al precio es mayor que la de corto plazo. También, la elasticidad total es mayor (en valor absoluto) que las elasticidades de participación; estas últimas comprenden sólo efectos de precios sobre la prevalencia [del consumo]. Sin embargo, Pacula concluye que la elasticidad total de la demanda de cannabis es probablemente entre ‒0.4 y ‒1.25, basada en la estimación de Kilmer et al de ‒0.54 como la mejor; Gallet encuentra valores mayores para cocaína y heroína. Sin embargo, hay dificultades inevitables al trasladar una elasticidad de demanda y un cambio de precio inducido por la legalización hacia un efecto proyectado en el consumo. Primero, toda la evidencia histórica que apoya las estimaciones de elasticidad proviene de cambios de precio relativamente modestos dentro de un régimen de prohibición, y la relación entre precio y consumo puede ser diferentes después de la legalización. Segundo, la legalización puede afectar el consumo a través de media docena de mecanismos además del precio. Robert MacCoun estima que éstos podrían haber elevado el consumo de 5 a 50% si California hubiera legalizado la cannabis en 2010. Tercero, las bajas de precio inducidas por la legalización serían suficientemente grandes [de modo] que los supuestos sobre la forma de la curva de demanda, muy lejanos de los precios actuales, pueden afectar radicalmente los efectos proyectados sobre el consumo. [Sigue discusión más abstrusa aun].

Conclusión

El punto central del análisis anterior es que los beneficios de la prohibición en EU ‒en términos de reducción de la dependencia‒ bien pueden exceder sus costos totales en términos de gasto financiero y pérdida de libertad por encarcelamiento. Hay gran incertidumbre sobre cada componente de los cálculos, y la gente inteligente puede diferir sobre qué valor asignar a ahorrarse un año de dependencia vs un año en prisión, pero al menos es plausible que la prohibición está teniendo éxito actualmente desde la perspectiva de EU. Y si la muy extrema e ineficiente versión de la prohibición implementada en EU tiene méritos, puede decirse lo mismo de la implementada en otros países de consumo final. Además, uno no puede “experimentar” fácilmente con la legalización; lo más probable es que sea un paso irreversible.

¿Qué implica esto para el debate sobre la reforma de la política de drogas? Aun si uno fuera persuadido por el análisis aquí presentado, éste no aplica a países productores y de tránsito. Si hubiera un país cuya gente estuviera acosada por la violencia, la corrupción y otros males por albergar la producción o el tráfico internacional, ese país podría beneficiarse de la legalización, aun si los mercados finales no lo hicieran. Esto, puesto simplemente, es lo que argumentan otras contribuciones de este reporte.

Hay al menos tres reacciones a la posibilidad de que la prohibición beneficie a los países de mercado final y dañe a los países productores y de tránsito. La primera es que los primeros deberían subordinar sus intereses a los segundos; esto suena descabellado, pues las naciones tienden a poner primero sus propios intereses. La segunda es que los países de consumo final deberían compensar a los países productores y de tránsito por los daños causados en proporción a su participación en el consumo. Discutiblemente, esto es parte de lo que ha motivado alguna ayuda de EU a Colombia, que en años recientes ha puesto énfasis en la creación de instituciones, no sólo en la erradicación de cultivos.

Otra posibilidad es que el actual régimen de prohibición internacional sea insostenible a largo plazo, aun si hay alguna compensación; con el tiempo, el tráfico internacional sin fronteras puede migrar a naciones menos capaces de defenderse, conduciendo a estados fallidos y a una legalización de las drogas de facto, si no de jure. Los narco estados fallidos no interesan a nadie, así que una alternativa para los países que no son perdedores netos de la prohibición sería abandonar el régimen de control internacional con la esperanza de controlar, regular e incluso poner impuestos a la producción legal.

El país que se mueva primero correrá riesgos inusuales. Podría atraer rápidamente la actividad de producción de otros países. Y su gente quedaría expuesta a bajos precios y alta disponibilidad [de drogas] antes de que la sociedad global aprendiera a infundir normas anti-uso que pudieran sustituir (parcialmente) la prohibición oficial. No obstante, parece plausible que algún estado podría resultar suficientemente desesperado como para zambullirse. Si fuera así, la política de autointerés de otros países podría ser animar a otros países a saltar primero y luego aprender de sus tribulaciones. En legalización [de drogas] como en desarrollo de software, puede ser prudente distinguir entre aspirar a estar en la vanguardia y estar en el filo ensangrentado de la reforma.

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