Susan Wojcicki: CEO de Youtube y mamá de 5

Va una traducción informal de la entrevista de la CEO de Youtube , Susan Wojcicki con el Financial Times, quien además se da el tiempo de ser mamá de 5 (¿Cómo le hace?)

Lunch con Financial Times: Susan Wojcicki

 

Hannah Kuchler

Almorzando tofu en Palo Alto, la directora general de YouTube habla sobre la reinvención de la TV y cómo Silicon Valley se beneficiaría de emplear más mujeres.

Cuando Google adquirió YouTube por 1,650 millones de dólares hace diez años, la compra del entonces recién creado sitio de compartición de videos fue descrita como estúpida por el veterano empresario de internet Mark Cuban.

Hoy, “profética” parece una mejor descripción: cada minuto son subidas 400 horas de video al sitio, el cual es visto por más de mil millones de personas o un tercio de la población mundial conectada a internet. Gracias a YouTube, niños que empezaron jugando con videocámaras en sus dormitorios se han vuelto estrellas con millones de seguidores, y algunos tienen sus propios shows de televisión y programas de libros y ropa. La mayoría de la gente lo usa para correr música de Spotify y Apple.

De hecho, le digo a Susan Wojcicki, quien tomó el cargo de directora general en 2014, YouTube está conformando la cultura popular y trastornando industrias en el mundo de una manera que suena muy parecida a la de, Google. “Google es muy grande”, dice ella, “pero veo a YouTube y lo siento como Google hace diez años ‒y veo el potencial para crecer así.”

Nos reunimos en Tamarine, establecimiento vietnamita de lujo en Palo Alto, parecido a bar de hotel. Wojcicki, vestida de blusa negra sin mangas y con aretes hexagonales, hace señas por el ventanal antes de entrar y sonríe luminosa al saludarme. Un grupo de hombres en la mesa de al lado aseveran que las empresas principiantes(startups) necesitan “proceso”; el tranquilo restaurante está sobre University Avenue, donde el epicentro de la industria de la tecnología global se disfraza de distinguida calle de suburbio. Wojcicki, de 47 años, comió por primera vez en esta calle hace 17 años, cuando la empresa startup Google, que estuvo en el garaje de su casa, se mudó a sus primeras oficinas por el rumbo.

El trabajo de Wojcicki ha de ser la envidia de los adolescentes del mundo, aun si la mayoría de ellos no ha oído hablar de esta líder tech de bajo perfil. Durante años, recluida en su oficina, dirigió el negocio de publicidad de Google, uno de los cargos más importantes en una de las más grandes compañías del mundo. No obstante, dice que por ser mujer la gente creía que trabajaba en ventas de publicidad, no en el desarrollo de productos publicitarios.

“No encajo en sus estereotipos de ninguna manera, así que están confundidos”, dice. “Y cuando digo que tengo cinco hijos, se confunden más.” Wojcicki, que estaba embarazada de su primer hijo cuando ingresó a Google en 1999, tuvo a su hijo más pequeño después ser nombrada directora general de YouTube. El pasado mes de enero, en el Foro Económico Mundial de Davos, tuiteó la foto de un biberón con leche de pecho puesto en el balcón para mantenerlo frío.

Cuando llegó a Youtube, Wojcicki fue acusada de crear un negocio encantando a anunciantes de TV y expandiendo el sitio: sus innovaciones incluyen suscripciones, contenido original y realidad virtual. “Es definitivamente diferente al papel de los anuncios, de seguro. Pero yo amo la creatividad del papel de YouTube. Creo que es divertido, lo adoro y amo conocer a todos los creadores,” dice.

¿Cómo congenia con YouTubers como Tyler Oakley, el temperamental animador gay que tiene ocho millones de suscriptores, o con el creador de videojuegos sueco PewDiePie, cuya base de fanáticos de “Bro Army” llega a los 43.6 millones? “Creo que un montón de gente no se da cuenta que [YouTube] es realmente una compañía con gente al frente, con un ceo real”, dice riendo. “Pero creo que están emocionados, nerviosos, quieren saber cómo podemos ayudarlos. A veces hay bromas leves como ‘No apaguen mi canal’.”

Llegan las entradas. Wojcicki recibe cuatro empanadas de masa de plátano macho. Mis callos de hacha crudos parecen el platillo principal de un banquete de bodas, pero salteados con fresas en vez de flores. Wojcicki, que ha estado hablando con sus manos, toma los palillos y empieza a usarlos para ilustrar sus ideas.

Los observadores sorprendidos por el paso de Wojcicki a YouTube ignoraban que ella había sido una de las impulsoras de su compra por Google. Para entonces, YouTube había superado al sitio de video del propio Google, que ella dirigía. Cuando se supo que había otros interesados en YouTube, Google se movió rápido. Wojcicki diseñó el modelo de negocios para argumentar a favor de la compra. “Tuve que hacer ese modelo muy rápido realmente. Acaso me llevó una hora hacerlo”, dice.

Ella recuerda el momento de 2005 cuando comprendió que había negocio en los videos caseros. “Estaban esos niños cantando en su dormitorio a los Backstreet Boys y estaban en China. Y luego estaba el compañero de cuarto haciendo su tarea al fondo y fue… fue el primer gran éxito de YouTube y pude ver, wow, que otra gente realmente quería ver esto.”

Hoy, YouTube tiene más usuarios entre los 18 y los 49 años que cualquier red de cable en los Estados Unidos. El reto es cómo enganchar gente mayor. Su respuesta: enséñales cómo reparar cosas.

“Cuando hablo con gente mayor, usualmente me cuentan la anécdota de ‘Wow, aprendí a arreglar mi auto’ o… la mujer que me dijo: ‘Mi esposo murió y tengo que aprender a reparar cosas en casa, lo que nunca he hecho’.” Wojcicki dice que ella misma acudió recientemente a YouTube cuando la batería de encendido de su Toyota híbrido se apagó y no podía encenderlo.

Le pregunto si ha pensado tener su propio canal de YouTube. “Pienso que sería divertido tener un programa sobre mujeres en los negocios porque eso es lo que hago y hay mujeres que se interesarían. Pero la realidad es que no tengo tiempo suficiente para hacerlo bien. Quizá después, cuando esté en semi-retiro, dice entusiasmada.

Mientras YouTube experimenta con videos ‒como su nuevo servicio de suscripción, Red, para ver sin anuncios por 9.99 dólares al mes, hasta las series Red Originals, como Prank Academy, donde celebridades invitadas son instruidas sobre cómo hacer bromas pesadas‒ Wojcicki es explícita respecto del deseo de la compañía de “reinventar la TV”. Con la TV en sus bolsillos, los americanos que dedican de tres a cinco horas diarias frente al aparato podrían aumentar, pudiendo ver [YouTube] en el metro o en el supermercado, dice entusiasmada.

“Estamos pensando en, bueno, qué hace la TV por la próxima generación. Ahora que tenemos nuevas maneras de distribución, ahora que tenemos internet, ¿cómo debería ser la TV? La estamos habilitando para ser global y social, cruzando divisiones y sobre demanda ‒es un área grande,”, dice.

Hollywood y la industria de la música también ven a YouTube como rival. Los grandes estudios de cine han tratado de conjurar la amenaza con inversión en redes multicanal de internet que exhiban a sus estrellas. Las marcas de música han vilipendiado a YouTube, quejándose de que ganan poco dinero por los videos musicales corridos en esa plataforma y criticando al sistema usado para identificar la música con copywright subida por los usuarios.

Al mencionársele los problemas de YouTube con la industria de la música, en proximidad de tensas negociaciones sobre nuevas licencias, Wojcicki hace una pausa.

Dejando los palillos sobre la mesa, prefiere enfocar lo que ella ve como nuevas oportunidades para la industria de la música. “La industria de la publicidad, por ejemplo, es nueva para la industria de la música. Creo que la ventaja que vemos es que ahora puede generar ingresos de todos sus usuarios, a diferencia del pasado, cuando la mayor parte de sus ingresos generalmente provenían del 20% que pagaba [la música].”

No afirma que los anuncios por YouTube compensarán la caída de las ventas de álbumes, sólo dice que el nuevo servicio de suscripción sin anuncios es “realmente grande para nosotros”.

Wojcicki no termina aun sus entradas y los platillos principales ya están aquí. Yo tengo un pequeño trozo de té limón y lubina con ajo incrustado, servida con mango y fideos con cilantro. Ella tiene una montaña de tofu. “Wow, esto parece mucho tofu,” exclama. Pone arroz con coco de un tazón sobre el plato rebosante de tofu y pregunta: “¿Se supone que debo poner esto sobre el tofu? Seré creativa.”

Según Forbes, Wojcicki tiene hoy una fortuna de 300 millones de dólares. Pero su primer encuentro a fines de los 90 con los fundadores de Google, Larry Page y Sergey Brin, se debió a que estaba preocupada por el pago de su hipoteca. Wojcicki se acababa de graduar de la escuela de negocios, tenía deudas de su crédito universitario y se acababa de casar, así que rentó su garaje y dos cuartos a la mancuerna Page/Brin en lo que ella admite fue una renta “apenas arriba del mercado”, 1,700 dólares mensuales. “Fue justo. Estuvimos de acuerdo,” asienta.

Aunque Google permaneció en su garaje solo cinco meses antes de mudarse a una oficina en Palo Alto, Wojcicki estaba emocionada por el potencial de internet y renunció a su empleo con el fabricante de chips Intel para unirse a Google. “Empecé buscando compañías de internet que fueran innovadoras, que fueran emocionantes, que estuvieran haciendo algo que me resultara significativo, y obviamente conocía a Google porque ellos habían estado en mi casa durante cinco meses.”

¿Qué había en Page y Brin que le hicieron querer trabajar con ellos?, pregunté, esperando una avalancha de elogios. “Bueno, yo no…” ríe y hace una pausa. “Cuando llegué ahí, solo para ponerlo en perspectiva, yo era mayor que ellos, estaba graduada de la escuela de negocios y había trabajado en otras partes. Así que estaba algo cautelosa de trabajar para dos estudiantes. Tal fue como los vi entonces: estudiantes que estaban creando su primera empresa.” Pero ahora, después de años de trabajar juntos, a menudo escucha sus voces en su cabeza cuando enfrenta decisiones difíciles.

A pesar de haber crecido en Silicon Valley, Wojcicki dice que su único contacto con la industria de tecnología había sido el atajo que tomaba por el estacionamiento de Hewlett-Packard para llegar a su escuela secundaria. Su familia no estaba relacionada con la tecnología. Su padre, Stanley, era profesor de física en la Universidad de Stanford; su abuela dirigió el departamento eslavo de la Biblioteca del Congreso durante la Guerra Fría. Pero Wojcicki ve su trabajo en Google como continuación de su tradición familiar que valora el libre flujo de información.

Google se volvió parte de su familia. Su esposo, Dennis, trabajó ahí, y su hermana Anne, directora de la empresa de genética 23andme, estuvo casada con Brin hasta 2013. Interrogada sobre si ese –el divorcio de su hermana– fue un tiempo difícil para ella, Wojcicki permanece ecuánime, diciendo que nunca mezcla el trabajo con su vida personal, lo que es una “buena práctica”. Además, ella le reportaba a Page, no a Brin. “Toda separación es difícil para cualquier familia, pero desde la perspectiva del trabajo no marcó ninguna diferencia,” dice.

Le pregunto cómo se siente al hablar de su familia. “Yo hablo del hecho de tener cinco hijos porque creo que hay muchas mujeres que se avergüenzan y [no] quieren hablar al respecto porque les preocupa que eso vaya a dañar su carrera ‒y esto realmente es injusto para las mujeres”, dice.

Concuerdo en que es injusto pero le sugiero que ella probablemente tiene más recursos que la mayoría, recursos que le ayudan a combinar trabajo y familia. “Sí, eso es verdad, pero no lo fue cuando empecé: no tenía ningún recurso especial ‒yo rentaba una parte de mi casa. Es verdad que ahora tengo más recursos, pero también tengo más hijos que la mayoría de la gente,” ríe.

Las líderes son escasas en la industria de la tecnología, donde las mujeres suman menos de la quinta parte de los empleados de las grandes compañías. Wojcicki las cuenta con los dedos de una mano: Meg Whitman en HP, Ginni Rometty en IBM y sus excolegas en Google, Marissa Mayer en Yahoo y Sheryl Sandberg en Facebook.

Mientras Sandberg ha creado una plataforma que anima a las mujeres a presionar en el trabajo, hablando y negociando fuerte, Wojcicki usa su posición para impulsar la licencia parental pagada (diciendo que es “absurdo” que no sea requisito legal en los Estados Unidos) y para animar a más mujeres a trabajar en ingeniería de software.

En la Universidad de Harvard estudió historia y literatura, y descubrió en su último año que quería aprender a aprender a programar y tomar clases de ingeniería. “Hacer código es como escribir, y vivimos en tiempos de una nueva revolución industrial. Lo que ha pasado es que tal vez todos sepan usar computadoras, como saben leer, pero no saben cómo escribir. ¿Cómo se vería la literatura si sólo 20 por ciento de los autores fueran mujeres? Tendríamos muchos menos grandes libros,” concluye.

Habiendo apenas probado el tofu, Wojcicki regresa a las empanadas de plátano. “Creo que tú ordenaste el mejor platillo,” dice antes de elogiar el tofu y preguntarme si quiero probarlo. Declino.

Hemos estado hablando durante hora y media y, aunque ella parece relajada, estoy consciente de que tiene que estar en alguna otra parte. Antes de que se vaya estoy deseosa por escuchar lo que piensa sobre el futuro del video online ‒¿Viviremos en un mundo de realidad virtual de 360 grados en vivo?

YouTube está invirtiendo en las tres tecnologías pero Wojcicki es realista: La realidad virtual es “realmente irresistible” pero empezará siendo una novedad, no la norma, dice. “No vamos al cine todo el tiempo pero el cine realmente influye en nuestras opiniones. No vamos a los parques de diversiones todos los días pero cuando vamos resulta una experiencia muy interesante. Creo que la realidad virtual realmente puede transportarnos de la misma manera que un viaje o el cine, y creo que será parte importante de la narración de historias en el futuro.” “YouTube está entusiasmado, rayando en la euforia, los creadores la encuentran irresistible. Y posiblemente un poco terrorífica.

Dobla su servilleta con esmero y Wojcicki nos da las gracias a mí y al mesero. Hablamos de reunirnos de nuevo en VidCon, el congreso anual en California donde los adolescentes se reúnen en una versión moderna de la Beatlemanía para encontrarse con sus estrellas favoritas de YouTube. Le pregunto si usa audífonos siempre, recordando un episodio en que fui aplastada contra la pared de un ascensor por un grupo de adolescentes ruidosos fanáticos de YouTube. “Oh, no, yo tengo adolescentes gritones en casa”, dice riendo de nuevo.

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