Hace aproximadamente 2,067 años, Marco Tulio Cicerón defendió al poeta Archias, a quien el senado romano quería deportar y no otorgarle la ciudadanía romana a la que ya tenía derecho por los años que había vivido en esa ciudad. Los argumentos de la migra de aquel entonces no eran muy diferentes de los de Trump y compañía: que el poeta entró ilegalmente, que no tenía papeles, que no apareció en el censo anual, etc.
Cicerón hizo una vigorosa defensa de la obra de su mentor intelectual, Archias y remató así:
«Resulta ridículo ignorar las pruebas que presentamos y exigir pruebas que se sabe son imposible de conseguir. Despreciar la memoria de los hombres y sólo confiar en la memoria de documentos»
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