9 de Octubre de 2017
Querida Margarita: ¿Tiene que ser hoy, hoy, hoy? Déjame formularte la pregunta desde la perspectiva de alguien que juzga tu decisión de abandonar el PAN sin las telarañas ni la carga emocional de un militante de tu partido. Desde 1993 no milito en ninguno, pero voto por la izquierda o por iniciativas de libertades sociales y formo parte con gusto de la bancada del PRD en la Cámara de Diputados.
Pero como lo afirmo en el libro al que contribuimos Patricia Mercado, Josefina Vázquez Mota y yo sobre la experiencia de ser candidatas presidenciales, reconozco que el partido que nos enseñó a muchos militantes del Frente Democrático Nacional durante la histórica campaña de 1988 a defender el voto, fue Acción Nacional.
Muchos veníamos de movimientos no sólo sin experiencia electoral, sino renuentes a participar en elecciones a las que tontamente calificábamos de “democracia burguesa”. Y peor: mucha de nuestra práctica política estaba teñida de justificaciones al autoritarismo y de una visión en la que la democracia y la transparencia parecían obstáculos a la consecución del pretendido bien mayor. Por ello, la aceptación y participación de la izquierda en las batallas por elecciones limpias ha sido uno de los mayores logros de la evolución democrática de México. Ahí hemos convergido con el PAN, pues en las subsecuentes reformas electorales está la huella de décadas de aprendizaje blanquiazul en la defensa del voto y, más importante, las batallas conceptuales por integrar un Congreso más democrático, con menos sobrerrepresentación, con la posibilidad de formar un mayor número de legisladores experimentados a través de la reelección y con la reparación a los excesos de nuestro anticlericalismo.
Por ello, porque la historia de Acción Nacional, según la relata Alonso Lujambio, en La democracia indispensable, es una batalla, primero contra el régimen del partido (casi) único y de debates doctrinarios, es que no acabo de entender tu decisión.
¿Podría compararse tu salida del PAN con la escisión de la Corriente Democrática del ingeniero Cárdenas en el PRI? En 1987, el ingeniero Cárdenas, junto con un grupo de brillantes y aguerridos priistas, dejaron el tricolor a raíz de la negativa de su Asamblea para cambiar las reglas de elección del candidato presidencial. Ésa sí que fue una escisión de la que todavía no se recupera el PRI. Formalmente podría decirse que tu salida, porque todavía no es una escisión, también fue el resultado de intentar cambiar las reglas internas para decidir candidaturas, pero la coincidencia es sólo en apariencia. Al exigir procesos democráticos y abiertos para la elección del candidato presidencial, Cárdenas apuntaba al corazón del presidencialismo autoritario. Era una controversia de reglamentos y de principios: la democracia contra el dedazo presidencial. No veo esos elementos en tu decisión. No veo la batalla conceptual o doctrinaria, presente en otras grandes divisiones del PAN, como la que llevó a Castillo Peraza a renunciar al PAN en protesta contra decisiones de Felipe.
Créeme que entiendo mejor que nadie la importancia de la candidatura de una mujer a la Presidencia de la República y más cuando ésta no sería apenas testimonial como la de Patricia Mercado y la mía. Pero también comprendo el valor múltiple que tiene la derrota de una candidata mujer cuando ésta tuvo la posibilidad de ganar. Siempre queda la duda de si no perdió por ser mujer y ello dificulta nuevas candidaturas. Eso nos dejó la derrota de Hillary Clinton. Que los rusos y un cretino como Trump conspiraran para derrotarla es entendible, pero que desde desde Palacio Nacional, se acordara con el PRI debilitar y obstaculizar a Josefina Vázquez Mota, es una de las mayores infamias que he atestiguado. Contra Los Pinos, de poco sirvió que la apoyaras y acompañaras solidariamente. Su derrota también es tuya, mía, y de muchas mujeres que tendrán que luchar contra ese fantasma.
Llevas años pensando en ser candidata; lo entiendo. Pero es de políticos reconocer la presencia de una singularidad que modifica cualitativamente las alternativas políticas. ¿A quién ha atacado el PRI este último mes? Al Frente Ciudadano por México. Por primera vez, un grupo amplio de ciudadanos y tres partidos decidimos encontrar un programa común, un abecé de la democracia, la lucha contra la corrupción, un programa económico por la dignificación del trabajo y del salario, un enfoque diferente que permita acabar con la violencia brutal que mina la convivencia entre los mexicanos. No todo nos representa ni nos identifica, no todo nos gusta del otro, pero creemos que el país merece una mejor opción que el PRI, incapaz de escapar de su inercia destructiva no importa el candidato que escoja, o la alternativa de un programa perfecto para el México de hace 40 años.
Esa singularidad es el FCM, que debe optar por un candidato o candidata que atraiga a los panistas pero no inhiba a los perredistas o a MC. Un candidato liberal pero que no sea rechazado por la militancia panista. Un candidato o candidata ciudadano, profundamente demócrata, comprometido con un programa mínimo en el que coincidamos ciudadanos y militantes en que podemos posponer programas máximos a cambio de conquistar la Presidencia de la República y una presencia sólida y determinante en el Congreso para impulsar un cambio de régimen. Permíteme citar la carta de Emilio Álvarez Icaza renunciando a una candidatura independiente: “La preocupación por el país y la lucha por la democracia están por encima de cualquier interés personal por más legítimo que sea”. Sí, esperaste mucho por esta oportunidad, pero el mundo cambió. No le des la espalda.
Tu amiga, Cecilia Soto.
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