Delfina y el voto de las mujeres

12 de Junio de 2017

Una encuesta de salida de El Financiero encuentra que muchas más mujeres  votaron por Alfredo del Mazo que por Delfina Gómez y respetados señores encuestadores y queridos comentócratas, rápidamente concluyen que “las mujeres no votan por las mujeres”. ¡Calma, calma! Depende de cómo, cuándo y quiénes son las candidatas.

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Las mujeres llegan al poder o a una candidatura de vanguardia por dos vías. La primera y con la que se estrenaron muchas de las mujeres que por primera vez triunfaron internacionalmente es la transmisión simbólica de la autoridad de un hombre poderoso a una heredera, esposa, viuda o discípula. La segunda, la de aquellas candidatas que llegan contra viento y marea, contra el cacicazgo de su partido, por su trabajo y carisma. Por supuesto, por experiencia propia, me identifico con la segunda vía, pero de ninguna manera desdeño la primera: se vale. En ambas modalidades hay casos de éxitos posteriores a la elección y también estruendosos fracasos, pero hay más seguridades de un buen desempeño en aquellas que llegaron cuesta arriba, aprendiendo de errores y puliendo sus haberes políticos, que en aquellas que reciben el manto benefactor de un hombre. En las segundas hay un discurso pro emancipación de la mujer y hasta feminista más claro.

Ejemplos de la primera vía: sin duda, Indira Gandhi, quien recibió la autoridad del padre de la independencia de ese gran país, Jawaharlal Nehru. Benazir Bhutto, hija del líder paquistaní, Zulfikar Ali Bhutto; en Nicaragua, Violeta Chamorro, viuda del líder oposicionista Joaquín Chamorro. Ejemplos más recientes, Dilma Rousseff, quien recibió el apoyo de su mentor, Luiz Inácio Lula da Silva; Cristina Kirchner, esposa del presidente Kirchner; Park Geun–hye, hija del presidente que hizo la Corea moderna, Park Chung-hee, o la candidatura de Keiko Fujimori.

Pongo los casos de Michelle Bachelet, Hillary Clinton y Angela Merkel compartiendo algo de la primera vía, pero firmemente colocadas en la segunda. Y plenamente en la segunda, ejemplos como Golda Meir (Israel), Gro Brundtland (Noruega), Margaret Thatcher, Theresa May y Mary McAleese (Irlanda).

Las pasadas elecciones norteamericanas son un buen ejemplo de cómo el voto femenino, al igual que el masculino, está influido por otros factores. Contrario a las primeras informaciones, una mayoría de mujeres, 54%, especialmente mujeres jóvenes, votó por Hillary Clinton, contra 42% que votó por Trump. Es decir, las mujeres votaron mayoritariamente por la candidata mujer, pero influyeron factores de edad, raza, educación, religión, etcétera.

En México, recientemente ha habido cuatro candidaturas estatales muy interesantes: la de Luisa María Calderón, en su primer candidatura a la gubernatura a Michoacán en 2011; la de Claudia Pavlovich en Sonora, la de Lorena Martínez en Aguascalientes y, recientemente, la de Delfina Gómez en el Estado de México.

Aunque Cocoa Calderón es hermana del expresidente Calderón, no estoy segura que pertenezca más a la primera vía que a la segunda. Tiene una clara carrera política, personalidad asertiva, envía un mensaje de valentía y firmeza. Tuvo el voto mayoritario de las mujeres y creo que si no hubiera sido por el escandaloso apoyo del narco al PRI, habría ganado.

Mi paisana sonorense Claudia Pavlovich recibe la influencia de su mentor, Manlio Fabio Beltrones, pero desarrolla una candidatura exitosa, bien articulada y propositiva, se sobrepone con galanura a ataques misóginos viles y tiene el voto mayoritario de las mujeres. El voto de Lorena Martínez, una candidata claramente de la segunda vía, de mujeres independientes, recibe 57.7% de sus votos de mujeres. Su opositor y posteriormente ganador, también tuvo más votos de mujeres, pero la diferencia la hizo el voto de los hombres.

Delfina Gómez es un claro ejemplo de la primera vía. Recibe el padrinazgo de Andrés Manuel López Obrador. Tiene una personalidad sensata y muestra en varios momentos inteligencia emocional que le hace falta a su mentor. ¿Por qué sólo 28% de su voto provino de las mujeres contra 37% que recibió Alfredo del Mazo? Porque los patrones de votos de ambos candidatos corresponden al voto duro del PRI y de la izquierda. Una mayoría de mujeres con nivel educativo sólo de primaria votó por Del Mazo, exactamente el perfil susceptible de ser influido por iniciativas como la llamada tarjeta rosa; el voto joven y con más educación lo tuvo Morena y el candidatazo del PRD, Juan Zepeda.

No sabemos bien el potencial de la candidata Delfina, porque ha sido beneficiaria (o víctima, no sabemos) de dos mentores: Higinio Martínez, el cacique de Texcoco, pero, sobre todo, de Andrés Manuel López Obrador, quien la abrumó antes, durante  y después de la campaña. Discursos cortos de ella y peroratas largas del líder. No desarrolló un mensaje ni siquiera mujeril, es decir, vagamente pro mujer y, por el contrario, adoptó las posiciones francamente regresivas de su líder nacional, en los casos de los derechos de las minorías LGBTTTI, como el matrimonio igualitario o la interrupción legal del embarazo. Pero, sin duda, parte de sus votos vinieron de una actitud y facilidad de comunicación que se sentían cercanos a los electores. No estaría mal que Delfina ensayara la segunda vía. Y nos vemos en Twitter: @ceciliasotog y fb.com/ceciliasotomx

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